domingo, 11 de agosto de 2013

¿Por qué empató Pachuca?


Por Roberto Pichardo

A estas alturas ya todos conocemos la triste historia que tuvo lugar el día de ayer en el Estadio Jalisco. Los Zorros del Atlas tuvieron a bien de rescatar el empate en la última jugada del partido cortesía de Matías Vuoso. Si bien es cierto, los Tuzos no merecían el triunfo, pero, ¿por qué fue que la justicia del futbol se hizo presente? ¿Cuáles fueron las causas?

En un partido que vino a más, con un rayo que cayó muy cerca del lugar en donde se desarrollaba el encuentro y el cielo que caía a pedazos sobre 22 jugadores con grandes deseos de la victoria, se celebró un partido con varias cosas que resaltar.

Primero que nada, me parece más que suficiente el pasar de cinco jornadas para saber que Walter Ayoví no tiene nada que hacer en la lateral izquierda. Un cambio efectivo realizado por Gabriel Caballero fue el ingreso de Juan Carlos Rojas en sustitución de Duvier Riascos, jugador que comienza a acabar con mi paciencia. Con el ‘Romita’ en el campo, Ayoví fue recorrido de línea, convirtiéndose en un eje de ataque con llegadas peligrosas. ¡Ese es el Walter Ayoví, imponente y habilidoso, que todos queremos ver!
Después llegaron dos ocasiones de gol claras. ¿Qué pasó? Los delanteros se amontonaron en el área, nadie se decidió a definir y todos quisieron pegarle al mismo tiempo. El factor desorden, conjugado con el exceso de defensivos rojinegros, impidieron el flujo del balón en el último paso. Llegadas hubo, se concretó solo una, y eso con problemas.

Bien dicen que “el que perdona, pierde”. Atlas se volcó la mayor parte del partido al frente, buscando la oportunidad que le diera el empate. Algunas intervenciones de la saga y unas más de Óscar Pérez contribuyeron a mantener intacto el marcador. Sin embargo, la lluvia hizo justicia en pro de los locales y Vicente Matías Vuoso no lo pensó dos veces para sacar un disparo filtrado entre la multitud y vencer al ‘Conejo’ en la última oportunidad. Vaya final, todos estuvimos al filo de la butaca.

Ahora, también es justo dar honor a quien honor merece. El día de ayer fuimos testigos de una exhibición brillante de futbol por parte del joven Rodolfo Pizarro, quien comienza a caracterizarse como uno de los jugadores con mayor clase y prudencia del equipo. Los dos últimos adjetivos describen lo que todo jugador necesita. No se trata de saber esconder y jugar el balón por todo el campo y comerte al mundo en una jugada, sino de saber cuándo y cómo hacerlo. Y Pizarro sabe cuándo y cómo, sabe devolver el balón, tiene visión del campo y garra para pelear balones que parecería se pierden. Bien por él, orgulloso producto de las Fuerzas Básicas.

Por último, creo que no fui el único espectador al que se le paralizó el corazón al ver a Enrique Esqueda, tras más de un año y medio de ausencia, dar un par de saltos junto al cuarto árbitro para darle la mano a su compañero y entrar a la cancha, a disputar su primer partido de Liga MX desde enero de 2012. El “Paletuzo” verdaderamente está de regreso, y estoy seguro de que querrá pelear un puesto por la titularidad en cuanto se estabilice por completo, para volver a regalarle sonrisas a los que se ponen la blanquiazul cada sábado, sin fallar.

Dados los puntos de vista de un servidor, y reiterando que la palabra más valiosa la tiene el lector, se que llegaremos a la conclusión de que a Pachuca le sacaron dos puntos de último minuto con toda justicia, por lo tanto, hay cosas que corregir para derrotar al archirrival  con el que se verá las cosas el próximo sábado: Club América.


No hay comentarios:

Publicar un comentario