Por Roberto Pichardo
Hoy no es un domingo cualquiera. Hoy no me siento a escribir
sobre lo primero que se me viene a la mente. Hoy hago este escrito con un
sentimiento especial, hacia alguien especial. Me llegó la idea de rendir un
pequeño y humilde homenaje a uno de los canteranos más destacados en la
historia del Club de Futbol Pachuca: Héctor Miguel Herrera Rubio.
Siendo tan joven, logras el sueño de muchos futbolistas,
deportistas y seres humanos. Cambias de aire y de suelo para cosechar lo que tú
mismo cultivaste a base de esfuerzo, dedicación y un sueño a perseguir. A punto
estuviste de quedarte en el intento, de dejar ese sueño en un simple
pensamiento, una visión, un espejismo inalcanzable, pero no te rendiste. Tu
caso en particular me llena de alegría porque puedo decir con orgullo y
entusiasmo que te seguí la pista desde el día en que debutaste.
Algo había escuchado ya sobre un Héctor Herrera, apodado
“Zorrillo” por el inusual corte de cabello que tenía en sus años de fuerzas
básicas. Incluso llegué a ver una foto tuya entrenando, luchando,
demostrándoles a todos, desde tus padres hasta los hombres de pantalón largo,
lo que el “Zorrillo” tenía que mostrar. En fin, recibiste la ‘última llamada’
al expreso de la gloria y lo tomaste. El resultado, hacer lo que muy pocos han
conseguido: ganar la confianza del entrenador y debutar como titular en el
primer enfrentamiento de la temporada. Vaya, éste joven promete, no creo que el
técnico, llámese como se llame, contemple a un canterano en su once inicial.
De ahí llegaría tu oportunidad de brillar. Ante la lesión de
José Francisco Torres, el técnico volteó a la banca para elegir un sustituto
por el resto del torneo, y fuiste tú el que inspiró su confianza. Con 14 partidos
jugados, te convertiste en uno de los mejores jugadores del equipo, en aquel
Apertura 2011, que te otorgara la nominación a novato del torneo.
Tu ambición no terminaría allí. Una vez plantado en la media
cancha blanquiazul fuiste por más: la Selección Mexicana. Hubo dos bajas rumbo
al Preolímpico de CONCACAF y el torneo Esperanzas de Toulon en Francia. Luis
Fernando Tena se vio obligado a buscar sustituto para uno de sus pilares en el
medio campo, y una vez más, a base de esfuerzo y amor al futbol, dijiste “aquí
estoy”. Fuiste campeón en ambas competiciones, y además, recibiste la
distinción de mejor jugador en el campeonato francés.
Más que listo para las Olimpiadas de Londres 2012, venciste
miedos y desconfianzas y te convertiste en un jugador capaz, rápido, habilidoso
e inteligente, mucho más de lo que ya eras. Formaste parte de una de las
versiones más amenas y carismáticas de una Selección Mexicana y pasaste a la
historia como uno de los primeros medallistas de oro en la categoría de futbol
para los aztecas.
Un año más de buen futbol le brindaste a Pachuca. Dos
campañas más en las que demostraste ser uno de los jugadores con más garra y
deseos de triunfar, lo cual se vio reflejado en tu llamado a la Selección Mayor
de José Manuel de la Torre.
Hoy te vas con la gloria en tus manos, con la admiración y
respeto de toda una nación. Te conviertes en el fichaje más caro en la historia
del balompié mexicano, y emigras a un equipo europeo de alto prestigio para
convertirte en pilar del mismo. ¿Acaso nos tienes alguna otra sorpresa?
Alguna vez te vi jugar y te grité “¡con todo ‘Zorro’!”, a lo
que tú respondiste con un pulgar en alto. Ahora que te mando mi mejor vibra
desde aquí hasta dondequiera que llegues, estoy plenamente seguro de que
mantendrás, hoy y siempre, el pulgar hacia arriba.
Gracias por tu entrega Héctor, enorgullécenos.
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