La Voz del Huracán: ¿La tercera es la vencida?
Por Roberto Pichardo Ramírez
Hace un año se optó por renovar el cuadro tuzo, con una gran
lista de nombres, más no hombres. Los que fuesen comandados por Hugo Sánchez
mostraron, en aquél entonces, un futbol insípido y poco creativo. Seis meses
después, el camino se trazó a medias. Con un técnico meramente tuzo, y con un
nuevo refresco a la plantilla, se mostró una ausencia de actitud y contundencia
que nos dejó con el “ya merito” en la boca. Hoy, la historia es distinta.
Pachuca regresa a la acción tras una pretemporada favorecedora,
una tercera transformación en la escuadra y tres objetivos claros: “Calificar a
la liguilla, Libertadores y terminar con más de 28 puntos”, sentenció Andrés
Fassi hace unos días. Ahora, con el “Eterno” recibiendo una segunda oportunidad
y una nueva piel que recuerda a la época dorada, notamos a un verdadero equipo,
no solo un par de estrellas. A continuación las reacciones.
En primer lugar, podemos destacar el trabajo defensivo. Si
bien el partido vivido al medio día en Toluca fue una función muy reñida de
futbol, incluso algo atascada, el resultado favoreció al que fue tan solo un
poco más incisivo que su contrincante. Sorprende ver a Ayoví como lateral
cuando todos lo hacíamos parte del medio terreno. En fin, demostró que donde lo
pongan, responde. Así mismo destaca la excelsa actuación del que, a juicio de
un servidor, debe ser nombrado el novato del torneo que cerró el año
futbolístico. Algo tiene la cantera tuza con los Herrera. Uno ya está en Portugal,
e incluso ya fue campeón; el otro, demuestra desde la primera fecha que es un
defensa central con condiciones extraordinarias. Es cuestión de tiempo para que
los arietes rivales tiemblen ante la seguridad de Miguel Ángel Herrera Equihua.
El medio campo hizo lucir a un Rodolfo Pizarro con
iniciativa y garra, asistiendo al ataque y defendiendo en su nueva posición, en
la cual, ha respondido a la perfección. Así mismo vimos a un Jorge Hernández
luchador, con un permanente deseo de hacerse del balón, o por lo menos, de no
permitir que el contrario haga de las suyas, y que además, tuviera la
oportunidad de ser capitán tras la salida de Ludueña. Señores, la directiva
escuchó sus propuestas.
No se puede dejar a un lado lo negativo, de otro modo, el
ser humano no lograría crecer y se estancaría en su evolución. Noté a un
Cavenaghi, si bien participativo, fuera de tiempo. Hubo varias oportunidades
que el atacante no supo definir o controlar, siendo el factor sorpresa un claro
ausente el día de hoy. Alguien tendrá que platicar con Duvier Riascos, el “flamante”
refuerzo, en cuestión de las actitudes. Estoy seguro que él soñaba con ser
futbolista cuando niño, habrá que recordarle lo divertido que era jugar al
balompié con sus amigos en el patio del colegio.
También hubo detalles menores que contribuyeron a un cierre
de partido cardiaco y con tintes de sufrimiento. Arce debería pensar dos veces
al momento de tener el balón, soltó tres pedradas que no deben de ser de un
futbolista profesional; Damm debe responder a la confianza mediante
compañerismo. Toque. No juega el que mete goles, sino el que participa en
ellos.
En fin, en términos generales es un Pachuca que promete. Se
vio una estabilidad defensiva que el equipo demandaba por caridad. Una fluidez
y seguridad en el medio campo y un mejor entendimiento al frente. Si a esto le
agregamos a un técnico mucho más presente en las acciones de sus aprendices,
con más carácter y verdadera dirección desde el banquillo, tendremos como
diagnóstico que Pachuca tiene fuertes argumentos, mucha más garra, grandes
promesas como es el caso de Pizarro y Equihua, y mayor orden.
Ahora que los jugadores saben a lo que deben jugar, es
cuestión de afinar los detalles. La delantera, que parece ser el punto que más
se debe tratar, tiene la capacidad, variedad y frescura necesaria para generar competencia interna y brindarnos lo que esperamos: triunfos.
Ahora sí, éste Pachuca SÍ es un equipo. Éste Pachuca SÍ
promete.
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