Por Roberto Pichardo
Minuto 88. Pachuca y América no se han hecho daño. Algunos
aficionados comienzan a abandonar el coloso de Santa Úrsula para evitar el
inminente tráfico. Cuando todo parecería indicar que ambas escuadras
repartirían puntos en la jornada seis, un joven de dieciocho años llegó a
cambiar las cosas. Hirving Lozano, primer nombre Rodrigo, le dicen ‘Chucky’,
espantó a Moisés Muñoz, quien se quedó adherido al pasto con una serie de
amagues del juvenil desde media cancha y una falta del otro lado del área. Gol.
Lozano, con menos de diez minutos de experiencia en el
máximo circuito, silenció al monstruoso Estadio Azteca, y al mismo tiempo
detonó miles de hogares, bares y restaurantes de la Bella Airosa que se
consumieron en un mismo grito, un alarido de sufrimiento que quedó liberado. Ahora,
sólo hay paz. Pachuca gana por la mínima diferencia a domicilio al sub campeón y
Enrique Meza respira de alivio. Mientras, Hirving corre desenfrenadamente
sujetando su camiseta con ambos puños, sin saber qué hacer. Parecería incluso
que ni tiempo le dio para planear el festejo de su primera anotación como
futbolista profesional, y en el mejor cuadro posible, rompe en llanto junto a
sus compañeros que lo abrazan y felicitan con fervor. ¡Qué hermoso es el futbol
cuando nos regala esas postales!
Termina el partido y en Pachuca todo es alegría. Algo tiene
de especial ganarle al América, no sé qué sea, sólo espero que nos odien más.
Ya hace más de veinticuatro horas de aquél triunfo y aún no me cabe en la
cabeza. Me deleito con la acción una y otra vez y la misma sonrisa se sigue
dibujando en mis labios. Es extraño, pero cuando un juvenil es pieza clave de
mi equipo me da una satisfacción especial, única.
Y es que el día de ayer tuvimos un auténtico festín de
cantera. Ver a Miguel Herrera Equihua convertirse en el zaguero de mejores
números en México, a Jürgen Damm desbordar y quebrarle la columna a los
rivales, a Pizarro arrancando con velocidad por la banda, a De Buen y
Villalpando creando las jugad
as y ahora a Lozano anotar en su debut nos deja
con una excelsa imagen del Tuzo, misma que llega a demostrar que la contundente
victoria ante León no fue un espejismo y que este equipo promete cosas grandes.
En fin, los nuestros comienzan a formar una identidad. La
actitud y la garra de los jóvenes, en contraste con la experiencia y exactitud
de los no tan jóvenes nos dan como resultado un cuadro basto en intereses y
habilidades, pero con una meta colectiva en común: la cima.
#PachucaCreoEnTi
DE TUZO A TUZO: BIEN POR SU ESCRITO. YO CAMBIARÍA "BASTO" POR "VASTO", EN EL PENÚLTIMO RENGLÓN, PORQUE LA PRIMERA SIGNIFICA GROSERO, TOSCO, SIN PULIMIENTO. SALUDOS.
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