Por Roberto Pichardo
Una de las fechas más esperadas desde que se anunció que el ‘Eterno’
dirigiría a los tuzos llegó. Aquél momento que nos dejó con una sensación de
calor familiar y alegría pura sucedió frente a nuestros ojos. Enrique Meza y
Gabriel Caballero, maestro y pupilo, se estrecharon la mano por primera vez,
ambos como timoneles profesionales.
No es un secreto que Gabriel Esteban aprendió mucho de Meza
durante su estadía en Atlas y en Pachuca, siendo éste último un claro ejemplo
de profesionalismo y amor al futbol, tanto en la cancha como en el banquillo.
Llegó la prueba de fuego, y afortunadamente para la causa tuza, el alumno
superó a su ejemplo a seguir y sobre todo ‘colega’.
Si bien fue un partido con sentimientos encontrados, no solo
para los técnicos, los locales supieron aprovechar una vez más la ventaja de un
estadio lleno que corea sus nombres, que viste sus colores, que brinca y goza
cuando Abraham Darío Carreño impacta el balón con gran técnica y lo envía al
fondo de las redes, curiosamente, al minuto 19, al igual que su dorsal.
De este partido memorable podemos rescatar también la exhibición
de toques cortesía de Héctor Herrera, Ángel Reyna, Daniel Ludueña y Abraham
Carreño. Los delanteros de Pachuca se vieron conectados entre sí, explotando
sus habilidades para llegar al área rival y bombardear a Alfredo Talavera.
Desafortunadamente, el balón superó la línea de gol en solo una ocasión. Sin
embargo, observamos algo que se extrañaba en Pachuca: ya se juega a algo.
Y así fue como el Pachuca de 2013, renovado nuevamente y con
técnico de casa, venció al subcampeón del futbol mexicano. Su rival más cercano
como máximo ganador de los últimos años cayó por la mínima en la cancha del ‘huracán’,
donde más de 27 mil personas presenciaron el afectuoso abrazo entre dos
leyendas de la institución; donde apellidos como Brambila, Benítez, Rodríguez,
Pinto y Cabrera, escritos ahora con letras blancas en un dorsal rojo, regresaron
a la cancha de donde se llevaron la gloria; donde miles de personas gritaron y
aplaudieron el regreso del ‘motor’ a la máquina de futbol campeona de la Sudamericana en 2007; y sobre todo,
donde los nuestros renovaron esperanzas en su afición y en ellos mismos.
El Pachuca de Caballero tiene el sello de Meza en su estilo
de juego. Vamos por buen camino.

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