domingo, 17 de marzo de 2013

Triunfos a lo Pachuca


Por Roberto Pichardo

Lo vivido anoche es lo único que faltaba para regresar a aquel Pachuca que lo conquistó todo: torneos, representaciones, y por supuesto, nuestros corazones.

He vivido lo suficiente como para saber que Pachuca es de esos equipos que cuando salen enchufados y verdaderamente determinados a vencer, no importa que llevemos 93 minutos de juego, ellos lo harán nuevamente, anotarán. Y es que dos goles en menos de cinco minutos mantienen al borde de la butaca a cualquiera, con la expectativa y alegría de un triunfo seguro que, tan solo unos instantes antes, se veía como un oasis en medio del frío.

Hablando del partido de anoche, podemos resaltar que la gente llegó con poco ánimo, algunos molestos por el resultado del miércoles, los demás congelados por el clima tan cambiante de la Bella Airosa. De una u otra forma, pero no iban tan contentos a apoyar al tuzo como de costumbre. Al término de la primera mitad se hizo notar su descontento. Sabían que el gol fue un error de desconcentración, puesto que un futbolista debe de estar atento y con los ojos en el balón en todo momento. Ni hablar, fue un error que costó el desánimo de todos en lo que restó del primer tiempo.  

Para la parte complementaria, con un Avilés Hurtado que ingresó más participativo que su compañero Suarez, las llegadas comenzaron a suscitarse. Tampoco hay que minimizar al rival, que no mostró mayor indicio de desgaste por haber jugado la mayoría entre semana, además de que supieron mantener unas líneas firmes al mero estilo de Lapuente.

En fin, Pachuca gana 2-1 con anotaciones al 89’ y 92’. Un partido que me provocó una emoción similar a la tan recordada diana de Edgar Benítez en la final de la Concachampions. Donde se fue la luz en toda la ciudad y la mayoría dimos por descartada la victoria tuza, y que, para sorpresa de todos, la energía eléctrica regresaría justo en el momento de premiación. Cruz Azul estaba en la pantalla del televisor, arriba del podio, recibiendo medallas con sabor tan amargo como sus rostros. De inmediato, una repetición del gol fue analizada por los comentaristas por enésima vez. Desde ese momento, puedo decir que he visto ese gol más de 20 veces, y me causa tanta emoción y alegría como si hubiese sido yo el descamisado que corría por todos lados con la alegría de mil goles.

Los tuzos lo han hecho de nuevo, como lo hicieron con Benítez en Concachampions, como con Arreola, Cejas y Bueno contra Toluca, y ahora, Carreño y Reyna pasan al baúl de los recuerdos, de aquella noche helada en la Cuna del Futbol, donde se luchó hasta el final y se consiguieron tres puntos que saben a seis.
¡Gracias Pachuca, lo volviste a hacer!


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