domingo, 3 de marzo de 2013

Algo ocurre en la FEMEXFUT


En esta ocasión se abordará un tema que afecta a todos los equipos de México, no solo a nuestros Tuzos. Háblese de sanciones o ausencia de las mismas, prohibiciones parciales o deterioro del espectáculo, pero algo sucede en esta organización de personas que, supuestamente, deben ser responsables del correcto desarrollo de este hermoso deporte llamado balompié.

Si bien el “divorcio” aparentemente innecesario entre la Liga MX y la Federación Mexicana de Futbol Asociación, así como el cambio de alineación en la dirección general de la última, generó polémica entre especialistas y uno que otro aficionado entrometido, lo que hoy sucede en torno al futbol mexicano, llámese como se llame, está en aprietos, puesto que cada vez más son las personas que muestran su desagrado ante los diversos cambios realizados en el que debería ser un espectáculo.

En estos momentos, el descontento gira en torno a la violencia que se hace presente frecuentemente en los estadios. Hay quienes piden sanciones ejemplares para los responsables; otros, piden un auténtico veto en los estadios para crear conciencia; y una minoría incluso acusa a las porras de ser responsables e incitar al desastre, e incluso, se pide la disolución de las mismas.

América acató de manera respetuosa el veto para las porras el pasado sábado, lo cual está bien. Mientras tanto, Chivas sólo recibió una advertencia de veto por apedrear a los aficionados de León hasta la caceta. ¿Acaso es coherente? Mi protesta aquí está en que las medidas deben de ser proporcionales y severas. Bien se mencionaba en la televisión, “los únicos afectados son las personas que van con sus familias a ver un partido de futbol”. El temor los llena de dudas, y por consecuente, no van. ¿En dónde está el espectáculo?

Regresando a Pachuca, hablemos sobre la prohibición realizada a Ángel Reyna. El día jueves se envió un comunicado a Ángel Reyna prohibiéndole festejar como luchador, misma que se anuló al día siguiente. Haciendo análisis, dicha prohibición puede ir encaminada a evitar una posible lesión para el jugador, y eso está bien, finalmente se ve por su salud. Sin embargo, creo que debe de ser el equipo y cuerpo técnico, que lo ve entrenar y practicar dicha “coreografía” cada semana, quienes decidieran si es seguro y prudente que lo realice o no, y de no cumplir la orden o lesionarse realizándolo, sancionarlo de forma justa.

A mi parecer, son detalles como éstos, además de varios otros, los que, como diría el propio Reyna, “están terminando con la alegría del futbol”. El balompié nacional, y también el internacional, debe tratarse de vivir, gritar, saltar, apoyar, reír y disfrutar el espectáculo de forma sana y respetuosa, porque sí, sí se puede. No hay por qué privar a nadie de vivir el futbol a su gusto si no falta al respeto, así como no hay que tolerar el anti futbol dentro y fuera de la cancha. De otro modo, ¿cómo esperan que ‘sienta mi liga’?


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