Por Roberto Pichardo
¿Hace cuánto que a Pachuca le comenzaron a arrebatar el
triunfo en el último minuto? A veces incluso el empate. Desde la era sombría de
Hugo Sánchez, atravesando por la decepcionante etapa de Gabriel Caballero y
ahora en la revancha del que al Tuzo bañó en oro. Enrique Meza comienza a ser
víctima del mal que el equipo centenario padece desde hace ya vario rato. En
todas las circunstancias de la vida, es más sencillo atraer lo negativo que lo
positivo, y el síndrome que sufre Pachuca de no poder ganar. Y no solo eso,
sino de recibir anotaciones de último minuto, comienza a poner en predicamentos
al nuevo timonel hidalguense.
Entre semana se consiguió una victoria importantísima en el
aspecto anímico. Olvidemos por un momento el contexto, no digamos que fue en la
Copa MX, es un torneo que, para un servidor, no tiene valor alguno. Sin
embargo, uno de los objetivos de dicho certamen fue aprovechado por los
nuestros en el enfrentamiento ante Tiburones. Una victoria contundente de 4
goles a 0 que Pachuca no lograba desde hace varios meses nos puso a reflexionar
a muchos. ¿Qué demonios está haciendo Duvier Riascos en el once titular de la
Liga? Se pregunta un servidor, de nueva cuenta. Suplico desde el fondo de mi
corazón que Darío Carreño esté listo para disputar el próximo partido de la
Liga Bancomer MX como titular. Un doblete con la sub-20 y una diana más en la
Copa, nos habla de que Pachuca tiene un hombre ejemplar entre sus filas.
Ahora, regresando a lo acontecido anoche, simplemente puedo
decir que fue un empate justo. Justo para los once hombres que lucharon en la
cancha en condición de visitante, con el clima como factor relativo y con la suerte
aparentemente en su contra. Los Tuzos se vieron de manera temprana adelante en
el marcador, como tenía un tiempo sin ocurrir. Lo que sí es más que típico es
que salieran a defender el golecito que los tenía con la ventaja parcial. El
que no arriesga, no gana, e incluso puede perder lo que tiene.
Para quienes no fue justo el empate fue para las 23.000
personas que se dieron cita en el inmueble de la capital hidalguense. Salir con
la mirada en el suelo, reprobando lo que ha vuelto a suceder una vez más y
considerando que han perdido 90 minutos de su vida. Las críticas son muy duras,
y sé que más de un lector se ha identificado con estos sentimientos.
En fin, Enrique Meza tiene frente así un par de retos. El
primero de ellos es no ser víctima de la inercia. Romper ese mal ciclo que
inició desde su partida en 2009 y que sus predecesores solamente han alargado y
aplazado. El segundo reto será escoger a sus jugadores. Reconocer a quienes no
merecen formar parte del once inicial y, con la frialdad que la profesión
demanda, sentarlos para que su lugar sea ocupado por gente más fresca y con
ganas de triunfar. ¿Qué los jóvenes no rinden? Pregúntenle a Carreño, Damm,
Pizarro y Bueno, seguramente tendrán algo qué decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario