domingo, 1 de septiembre de 2013

Equipo en crisis


Por Roberto Pichardo

Las jornadas pasan y los Tuzos pareciera no caminan ni a empujones. Ahora fue Monarcas quien no tuvo piedad con los nuestros y acribillaron el marco defendido por Óscar Pérez, siendo efectivos en cuatro ocasiones. Gabriel Caballero fue jugador estrella de Pachuca, una leyenda, pero esos días ya terminaron. Qué más quisiera él que meterse al campo a enseñarles a sus pupilos cómo eran las cosas en sus tiempos, los tiempos de gloria. Sin embargo, las cosas no son así. Hoy por hoy, el Club de Futbol Pachuca se las está viendo duras. No hablemos de Caballero, él solamente es el técnico. Lo que tenemos en frente es una crisis a nivel institución.

Desde hace ya tres años Pachuca no disputa una final, y cómo no nos va a tener incómodos si la costumbre era verlos pelear más de un torneo de categoría a la vez. Es muy sencillo centrar las críticas en torno al técnico, finalmente, es el único integrante del plantel que con un chasquido puede ser despedido y sustituido al instante. Ahora, si analizamos la plantilla del equipo y nos hacemos una pregunta tan sencilla como “¿quién es la actual figura de los Tuzos?”, les aseguro que no habría respuesta.

Recientemente se cumplió un año de la asociación con América Móvil de Carlos Slim. El multimillonario mexicano nos da una probadita de la situación mexicana con los monopolios. A raíz de su llegada, Grupo Pachuca ha buscado mayor amplitud en sus ingresos, el caso más claro es la compra de los Estudiantes Tecos. El dinero ciega a la gente, y suele suceder que cuando tus proyectos crecen aceleradamente pierdes de vista lo que originalmente buscabas. ¿Quién nos puede garantizar que las metas de Grupo Pachuca son las mismas que hace unos años? De aquellos días en los que los Tuzos y el Club León no tenían nada que ver; aquellos tiempos en los que líderes en la cancha sobraban, seleccionados había y títulos se conquistaban.

Los hombres de pantalón largo podrán dormir tranquilos por un tiempo más, saben que la venta de Héctor Herrera es la más exitosa de sus negociaciones. Pero ojo, eso no será por siempre. La gente pronto comenzará a manifestarse, no con comentarios pesimistas y ridículos en las redes sociales, esos nadie los lee. Cuando comenzará a pesar la hinchada furiosa será cuando dejen de ir a los partidos, cuando dejen de comprar los productos, cuando dejen de llenarle los bolsillos a gente que, al parecer, le empieza a quedar grande la camiseta de nuestro equipo.

Regresando a lo que sí podemos ver, creo que el plantel vive una crisis emocional en primer término. Dicen que nada en esta vida es de a gratis, y si piensas mal te ocurren cosas malas. En estos momentos más de la mitad de la plantilla se encuentra marginada, ya sea por lesiones o porque no atraviesan su mejor momento futbolístico.

Se me hace inconcebible que Duvier Riascos falle remates a un metro de la línea de gol, con la fortuna para él de encontrarse en posición adelantada. Claro, ya metió el gol del orgullo, pero ¿en verdad es capaz de eso únicamente? Cavenaghi anotó en su debut como futbolista y como tuzo, y con una diana se encuentra en una zona de confort. Ludueña, el responsable de echarse al equipo al hombro, sigue sin despegar de la sombra de ese insólito gol ante Tigres.

La promesa, el hombre que en verdad siente la camiseta, el que cada partido es factor y figura, ese que llega a tu mente mientras lees estos adjetivos que lo describen a la perfección. Su nombre es Miguel Ángel Herrera Equihua, tiene 24 años y surgió de Titanes de Tulancingo. El hombre que tuvo que pelear por su puesto es el que hoy da la cara por su equipo. Quizás eso es lo que debería de suceder con varios futbolistas que llegan inflados, ponerlos a competir por el lugar en el once inicial para asegurarse de que jugarán para el equipo con inteligencia y entrega.



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