Por Roberto Pichardo
No creo conocer una palabra tan
poderosa y significativa como “gracias”. A veces es solo una costumbre decirlo
cuando alguien hace algo por ti, pero cuando en realidad lo sientes, dejas la
puerta abierta a cosas mejores.
¿Qué por qué digo esto? Porque la
experiencia vivida con Gabriel Caballero como Director Técnico de los Tuzos
fue, pese a los resultados negativos, insólita y agradable en algún momento
para todos. De un día para otro, Hugo Sánchez fue destituido como timonel de
Pachuca, al tiempo que se anunciaba al “número 8” como el sustituto del “Macho”
en el banquillo blanquiazul. Cuando la noticia llegó a oídos de un servidor,
debo decir que mi cabeza explotó con la cantidad de anhelos y expectativas
generadas. Sin embargo, las cosas no ocurrieron como yo pensaba.
El deseo nos ciega incluso de la
lógica. Hablamos de un hombre que nunca había dirigido en el máximo circuito
del futbol mexicano, y que salía a dar la cara por una versión adolorida y
frustrada de Pachuca, la otra cara de la moneda que él conoció como jugador. Aprendiendo
sobre la marcha se llevó un mal sabor de boca, que solo pudo ser resuelto dando
un paso al costado.
Todos recordamos con cariño a
Gabriel Caballero, el mediocampista que con Pachuca lo ganó todo, que a Pachuca
le dio todo. Un hombre que en cancha supo decir “me voy en la cima” y colgó los
tenis para no volver a vestir el número ocho en la espalda nunca más. Ahora,
supo decir “gracias” a la oportunidad y respaldo que todos le dimos, que todos
apoyamos, y sin embargo, que muchos recriminamos por la ausencia de actitud. No
todo fue culpa de Gabriel Esteban, sin embargo, dejó el banquillo como los
grandes, bajo buenos términos y siempre agradecido con todos los que aplaudimos
su llegada a Pachuca, tanto al campo como al banco.
Gracias Gabriel Caballero,
leyenda tuza.
Ahora, llega en su relevo y
rescate de un equipo necesitado de fe y resultados, un hombre que con Pachuca
lo ganó todo. El Profesor Enrique Meza Enríquez vuelve a casa con hambre y
deseos de triunfo. Consciente de que su gente lo necesitaba, no lo pensó dos
veces y en unas cuantas horas ya se encontraba plantado en la cancha del
Estadio Hidalgo, donde tantos trofeos levantó, para decirle a sus nuevos
pupilos “vamos a hacer las cosas bien”.
Eso sí, unos cuantos días de
entrenamiento como equipo no van a bastar para ver la mano de Meza en el
equipo. Un empate aburrido e insípido ante Pumas es el resultado de la mala
racha que, poco a poco, se drena de la mente y cuerpo de cada uno de los que
llevan el escudo de Pachuca en el corazón. Sin embargo, los entrenamientos ya
dieron de qué hablar en cuanto a los consejos de éste hombre que tanto tiene
que aportarle a nuestro equipo.
En fin, estamos siendo testigos
de la revancha de Enrique Meza con Pachuca, y digo revancha porque un hombre
que tanto ganó en tan poco tiempo siempre tendrá ganas de más. Esta afición
tiene ganas de más. Siendo realistas, es una idea un poco descabellada pensar
que Pachuca volverá a tener una época tan mítica como la de la pasada década, y
más en un corto plazo. Pero vamos, si ya se logró una vez, ¿quién dice que no
puede haber más?
De Pachuca esperamos mucho, y con
Meza en el banquillo, aún más.
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